El 11 de agosto de 2014 la noticia del suicidio de Robin Williams conmovía al mundo entero. Dos años después, su viuda Susan Schneider contó en un ensayo publicado en la revista Neurology cómo fueron los últimos días de vida del actor.
Según informó Schneider en el escrito, Williams padecía de demencia por cuerpo de Lewy (DCL) una enfermedad degenerativa del cerebro que fue confundida con el mal de Parkinson.
"Los síntomas incluyen dificultad para pensar, perdida de la memoria, problemas digestivos, paranoia, insomnio y ansiedad", detalló su viuda: "Le temblaba la mano izquierda y caminaba muy lento".
Además, el actor no podía dormir, entrada en un estado de parálisis y tenía dificultad para encontrar palabras en una conversación.
"Estaba empezando a tener problemas con las habilidades visuales y especiales en la forma de juzgar la distancia y su profundidad. Su pérdida de razonamiento básico se sumaba a su creciente confusión", contó Susan y se lamentó: "Nunca sabré la verdadera profundidad de su sufrimiento".