Benito Cerati: "No soy un continuador de la obra de mi papá"

Benito Cerati: "No soy un continuador de la obra de mi papá"

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El heredero.

Hijo de Gustavo, tiene 22 años, lidera la banda Zero Kill y acaba de lanzar disco. La primera vez que grabó material tenía 5 años. Parecido, pero diferente, dice que no le gusta resaltar y avisa: “Si esperan de mí perfección, se van a decepcionar”.

Al fin sucede. Benito y una carrera con Zero Kill que promete recorrido. (Foto: Martín Bonetto).
Al fin sucede. Benito y una carrera con Zero Kill que promete recorrido. (Foto: Martín Bonetto).

Lo conocemos desde sus primeros latidos. Desde el video de Te llevo para que me lleves. En el clip, su mamá Cecilia Amenábar luce una calza de lycra verde flúo y el vientre al aire, con Benito adentro. Es 1993 y Gustavo le canta a la panza y la acaricia dentro de una pelopincho plástica. Tum-tum, suena el corazón de Benito al final de la canción, mientras el feto nada en líquido amniótico. Historia visual de una gestación: del primogénito y de Amor amarillo.
El primogénito tiene ya 22 años y ahora un rubio a lo Kurt Cobain, pero despeinado. Lidia con que la mayoría busque en él, un consuelo de encontrar a Gustavo. Tiene algo de su mirada. De su nariz. De su rictus. Hay algo que no tiene y algo que no quiere: “Ya a mi edad, él entraba y se comía el lugar. Yo tengo una personalidad tímida. Es halagador que me lo recuerden siempre. Pero no puedo ocupar el lugar de una persona que ya no está”.
Cerati y Amenábar en el clip de "Te llevo para que me lleves", en plena espera de Benito.
Cerati y Amenábar en el clip de "Te llevo para que me lleves", en plena espera de Benito.
Acaba de lanzar el segundo disco con su banda Zero Kill, pero no el segundo de su vida. La primera vez que grabó tenía cinco años. Llamó al CD Cohete y cantó un tema improvisado, Dinero pobre. El experimento casero está guardado en casa de su madre.
YouTube es propietario de gran parte del archivo de su existencia. Al año y medio, en pleno recital de Soda Stereo, Benito se coló en un escenario en Chile, ante 50 mil personas, y puede verse como su papá lo saca del escenario a los besos. A los siete, cuando sus padres se separaron, cada visita de Gustavo imponía un juego: papá tocaba acordes para que él adivinara el tema. A los 15, colaboró con la composición de Fuerza natural. Gustavo le daba las melodías y él le devolvía borradores de frases inconexas con letra chueca.
Antes de la entrevista hubo un llamado a Lilian Clark. Cómo hablar con una abuela y que tanta dulzura no influya. “No tiene sus ojos, pero lo veo a Gustavo en la mirada de Benito”, deduce Doña Lilian, a dos años de la muerte de su hijo. “Benito es encantador. Nos vemos los domingos. Si lo ve, dígale cuánto lo quiero”.
Sincero y tímido, el primer hijo de Cerati. (Martín Bonetto)
Sincero y tímido, el primer hijo de Cerati. (Martín Bonetto)
Si arrancaste a los cinco: ¿Cuántos discos tenés grabados entre domésticos y profesionales?
Hay tres discos caseros (se tienta). Uno de los 5, otro a los 10 y otro a los 12. El primero tiene como 12 ó 13 temas. En realidad era una máquina de ritmos de mi viejo. Apretabas y salía una especie de beat, y yo cantaba encima. Se grababa lo que yo cantaba en ese momento. Es una especie de rap. La instrumentación era toda house, muy de los ‘90, al palo. Decía frases sobre lo que escuchaba en el día. Mi papá gritaba: “¡No puedo creer que se te ocurrió eso!”. Como me gustaba mucho ir todo el tiempo al estudio que mi papá tenía en casa, me facilitó grabar. A los 10 volvió a salir una camada de temas, Ron Ron. El tercero fueAmor a décima vista e hice por primera vez un tema en guitarra. Después vino la banda Entreparéntesis. Luego hice el tributo a Michael Jackson con mi hermana. Y hacía temas míos en paralelo. Lo único que hacía en mi vida. Una especie de abstracción. No era muy social Así que me servía mucho para irme a otro mundo.
Irte a otro mundo. ¿Te sentías diferente entre pares?
En cierto sentido, sí. Nunca fui de sentirme parte de algo. Hoy en día sí. Yo siempre fui al costado, mirando a todos, nunca fui de liderar. Lo padecí.
¿Por qué estudiaste Antropología?
Hice dos años. Dejé porque sentí que ya había tomado lo que me iba a servir. De chico leía mucho y mucho de lo que leía era sobre culturas antiguas. Tenía fascinación con los egipcios y los mayas. Esa cosa mágica que me atraía. Me metí a antropología a ver si saciaba esa curiosidad y para experimentar además la UBA. No hay otra cosa que te dé una apertura de cabeza tan grosa.
¿En la UBA te reconocían?
Entré con incertidumbre. Estuvo bien. Soy solitario. Soy una persona a la que no le gusta resaltar.
No te gusta resaltar, pero vas a tener que hacerte cada vez más visible promocionando tu banda.
Siento que no hice nada. Si me reconocen hoy en día no es por mí. Por eso no termina de ser agradable. El otro día un tipo en la calle me decía: “Muy buenos los singles de Zero Kill”. Bueno, ahí está bien. Sino pienso: ¿Qué le pasa a toda la gente que me mira? Crecí con eso.
¿Cómo fue crecer pensando “Qué le pasa a la gente que me mira”?
No soy reacio, pero crecí aislado. Hoy soy mucho más abierto y me gusta estar con gente. Tuve una adolescencia súper jodida con lo de mi viejo, venía de quilombos internos míos. Fue súper difícil. Pero lo pasé y ahora estoy en un mejor momento.
Al anterior disco (“Trip Tour”) lo definías como un grito de auxlio. ¿Este es un grito de qué?
Siento que me salvó el anterior. Yo estaba bastante deprimido en ese momento. 2012 fue un año jodido. Sólo me levantaba de la cama a grabar. No me interesaba nada más. Con Tweety (González, productor), la banda que se iba formando me impulsó a salir, a empezar a estudiar. Pensaba que no iba a salir más de ahí y me autoimpulsé. Le debo todo a la música. Si no hubiera hecho eso no sé qué me hubiera salvado. Este disco es un grito de montaña rusa, como en un parque de diversiones ahora. Si el primer disco era la luna, este es el sol.
Arriba el sol, abajo el reflejo y Benito es un alumno perfecto a la hora de posar. El juego con la luz nos devuelve perfiles y contornos que parecen del otro Cerati. En este hotel palermitano no hay persiana americana, ni paisaje soñado, pero la escenografía no importa. Son mejores los datos que regala: Nació a las 17:05 de un 26 de noviembre. Sabe exactamente el horario porque lo averiguó para su carta astral. El mito familiar -que él cree cierto- indica que fue Benito quien eligió el nombre para su hermana Lisa (por la criaturita amarilla de Los Simpson). Su tema preferido es Rombos. Acaba de mudarse solo. Hasta entonces vivía con su tía. Es hincha de River, pero el fútbol no le significa nada.
¿Escuchás todo el tiempo su música?
Lo pongo muy seguido, como a cualquier artista. Cada vez que entro a YouTube esta buenísimo, porque ver entrevistas que nunca vi, o material de él, es en un punto como charlar con él. Te dice algo sobre cada cosa. El siempre ha sido una guía en mi pensamiento. Era tipazo, excelente padre, excelente persona. Nos dio mucho, era una persona con mucho sentido común y yo me apoyaba mucho en las cosas que él pensaba. Como si fuera un filósofo o pensador que te gusta.
¿Qué pensás de los que creen que sos posible continuador de su obra?
No es que quiera diferenciarme. Ni tengo miedo a que algo se parezca, si se parece, me halaga. Hago mi camino. Podría haber salido carpintero. No me considero continuación de nada. Soy el principio de algo. Si la gente quiere buscar una continuación, como si fuera lo siguiente de Fuerza natural, no lo van a encontrar. Eso es tener expectativas altísimas. Tampoco nací con 58 años. No es que mi viejo murió y yo automáticamente paso a tener 58 años y 24 discos. No. Tengo influencias y diferencias.
¿Cargás con el lastre del nivel que tuvo la obra de tu padre?
Cuando me pongo a hacer canciones me abstraigo. Es tan personal. Sí, era mi viejo y hacía música y una música increíble, pero no lo tengo en mi cabeza cuando salgo a tocar. Sé que recién estoy empezando y si esperan de mí la perfección, se van a decepcionar.
¿Estás en una etapa de duelo superado?
Sí. Obviamente tuvimos cuatro años de una especie de duelo antes del duelo. Hoy me pasa de pensar en él en las primeras veces de cosas. Decir “Uh, mirá donde estoy. Lástima que no lo puede estar viendo”. Obviamente tuve que hacer una pequeña separación porque hay momentos en que tenés que cortar. Tengo que empezar a vivir yo.
Sabés que habrá empresarios pensando: “Charly, Zeta, Benito”...
Que se olviden. Eso no va a pasar nunca. Pero nunca.
¿Por qué?
No me corresponde llenar ese lugar. Es un lugar que solo puede ocupar una persona que ya no está. Yo estoy haciendo lo mío. Más que algún tema de mi viejo que quiera reversionar en vivo, no me interesa hacer un revival.
Reflejo y parecido. Benito sabe que todos lo buscan a Gustavo en su mirada.
Reflejo y parecido. Benito sabe que todos lo buscan a Gustavo en su mirada.

¿Con Charly Alberti y Zeta Bosio como te llevás?
Bien. Nos estamos viendo más seguido por lo del Cirque du Soleil, para ver cómo progresa todo. Supervisamos el proyecto. Es una relación que está bien. Nos reímos. Nos vemos como colegas y es lindo.
Ellos dieron una nota en Las Vegas y dijeron que sentían algo tal vez de otro plano, señales. Ruidos, cuadros que se caen en el estudio. ¿Creés en eso?
Cuando era chico creía más. Fui creyendo cada vez menos. Me volví bastante terrenal. Tal vez no sea eso bueno, pero lo necesito porque fui muy volador. Estuve muy desconectado de la realidad mucho tiempo. Ahora estoy plantado en otro lado. Asentarme en tierra logró que me sienta mejor. Obviamente que pasan cosas que no puedo explicar...
¿Qué pasa?
Coincidencias, pensar en alguien y que aparezca. Hay algo de la energía. Me acuerdo una anécdota ahora en Montreal. Estábamos hablando del DVD de la Gira Animal, de un momento en que mi viejo está en una camioneta y gira y canta un tema de Squeeze. Yo estaba con Coleman y no me acordaba del tema. Pasan dos días y en un supermercado me acordé. Se lo dije a mi hermana, se lo canto y...
¿Qué?
Cinco minutos después suena la canción en el supermercado. Nos miramos con mi hermana y dijimos: “¿Qué?”. ¿Como explicás eso? ¡Si es un tema que no escuchás nunca! No sé qué es. Si no tiene respuestas, okey, no le busco respuestas a la muerte. Crecí como católico, pero estoy mejor sin ataduras de ese tipo (se ríe). Ya vendrá en lo que creer, supongo. Creo en mí. Y en la gente.

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