"Primavera": La revolución de la alegría

"Primavera": La revolución de la alegría

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Cine

Catarina Spinetta, su marido Nahuel Mutti y sus hijos Angelo y Benicio son los protagonistas del filme que se estrena el jueves. Historia de artistas y desprejuicios.
Familia feliz. Benicio, Nahuel Mutti, Angelo y Catarina Spinetta, los protagonistas de "Primavera". Foto: Germán García Adrasti.
Familia feliz. Benicio, Nahuel Mutti, Angelo y Catarina Spinetta, los protagonistas de "Primavera". Foto: Germán García Adrasti
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La vida, ¿puede ser desprejuiciada y alegre? Lo es en Primavera, la película de Santiago Giralt que se estrena el jueves. También en esta charla con cuatro de sus protagonistas.Los Mutti Spinetta. Benicio (11) y Angelo (15) son los hijos de Catarina y Nahuel, y claro, los nietos de Luis Alberto, que según dicen anda todavía por aquí, cuidándolos. Suena raro, porque estamos en un hotel anodino, en un frío junket de prensa, un escenario apático para cualquier entrevista. Pero padres e hijos hablan de amor, música, esperanza, y el clima se arma solo en esta pequeña ronda familiar en la que El Flaco da vueltas con su amor de primavera.
“Es todo un tema que mi viejo no esté y que a la vez esté más presente que nunca. Seguro, nos cuida”, dice Catarina mientras Benicio se acomoda la gorra y Angelo asume el protagónico de narrador y de tipo sabio que le da la película.
“Pudo haber algún temor, pero los temores se sobrellevan”, dice Angelo, con la misma solvencia que ostenta en pantalla. “Los adultos, con sus decisiones impulsivas, pueden llegar a ser bastante infantiles”, agrega en relación a Primavera, fuente de alegría y verdades.
Es horrible andar pidiendo explicaciones de películas. Pero Benicio la hace fácil. Dice que el amor es el lazo fundamental, que ellos son otro tipo de familia, y que llevan con naturalidad la diversidad sexual que celebra la película. “Que el padre tenga una pareja del mismo sexo, que su hijo lo acepte, lo respete, que se lleve tan bien con su ex mujer... Es una unión de amor y luz la que se da en Primavera”, refuerza Nahuel. El hace del padre gay, divorciado amistosamente de su ex, el personaje de Catarina.
“Nosotros no tenemos prejuicios, fuimos criados así, pero nadie nace con prejuicios, son los padres quienes nos trasmiten todo al principio”, dice Angelo, que está en condiciones de explicarle algunas cosas a un tal Monseñor Aguier. ¿O no? “Me gusta pensar que no hay ningún problema, que el amor puede unir”, suma Benicio y da como ejemplo la relación de Santi (Giralt) y Fede, la pareja amiga de la familia. Piensan cada respuesta los chicos, y eso que vienen de una decena de entrevistas.
Padres e hijos, compañeros de trabajo y de notas periodísticas. “Cuando uno vive con lo artístico es difícil separar”, comparten, y disfrutan actuar en familia. “Nos abre temas de conversación”, coinciden. Catarina cuenta cuánto extrañaban a Justino (5), el más pequeño. Ya se va a sumar. ¿Hay un gen spinettiano?
Benicio dice que puede ser, pero habla de otra cosa. “Para mí el gen es lo que me transmiten mis padres, podés tener un don, pero hay que practicarlo, es un juego”, reflexiona. Angelo adhiere. Y ejemplifica. “En la panza, ellos me ponían música de mi abuelo. El arte, los valores, se transmiten”, dice. Catarina cuenta que lo supo de chiquita. Quería seguir el legado familiar: “Siempre tuve la noción de que me estaban dando algo bueno, con libertad, pero también sustancia y contenido”. Libertad y cuidado, para que luego ellos (nosotros) puedan cuidarse solos. “Les tengo que dar confianza y aprender a soltarles la mano, con contención”. De ejemplo se usa ella misma, que de chica la pasaba bien. “Vi 80 millones de shows, me hicieron quien soy, pero nuestros padres jamás nos dijeron qué ser. Surge naturalmente”.
Quizá otros, en su lugar, no llevarían sus apellidos con tanta naturalidad. “En el colegio nos comentan lo humildes que son”, elogia Nahuel. Y Angelo lo pisa: “Es un apellido como cualquier otro. Pero no me hacer ser ni más ni menos que nadie. A las puertas las tenemos que abrir nosotros”.
El Flaco murió en 2012 pero qué duda cabe, sigue presente. A Catarina todavía le cuesta acomodarse. En un verosímil tono místico arriesga que la energía de su padre se expandió. Al universo y más allá. Que desde donde sea que esté, los cuida. “Pero nosotros también tenemos que cuidar esa obra, con todos esos buitres de los que él hablaba. No siempre es fácil”, arremete. Se niega a explayarse. “Es un artista muy grande, una persona muy querida, que cuando pasa a otra vida se engrandece”.
Lo de afuera le llega como un aluvión. Le piden música para películas, hay contratos, y juicios. “Trato de pensar en lo que corresponde, en cómo se pondría mi viejo”, dice Catarina. Y cuenta que le llueven ofertas para hacer publicidades con música de su padre, pero como él no lo hacía, ellos lo respetan. Habla como hija, que se convirtió en su albacea. “Los mails me llegan a mí. Pero todo es consensuado entre los cuatro”, aclara. Se refiere a Vera, Dante y Valentino, sus hermanos.
Así editaron Los amigo, el disco póstumo de Spinetta. Qué curioso, fue el más vendido de sus discos. Póstumo. “Fue una gran bendición reeditar libros, discos, participar de ciertos homenajes, aunque hay tantos que te sobrepasan. No es todo gratificante, hay un mundo incontrolable”, sigue Catarina. También hay mucho material inédito. Filmaciones caseras. Y se viene otro disco. “La onda tiene que ser hacerlo para la gente. Que no sea una obligación”, reflexiona ella. Su padre es amor, orgullo y trabajo. Mucho trabajo.
Sus canciones suenan más que antes, el día del músico es ley, y se celebra el 23 de enero por su fecha de nacimiento, hay calles que llevan su nombre y todavía recibe premios Gardel. También es un nexo generacional. Vínculo entre padres e hijos. Catarina dice que trata de decodificar la data que dejó. Angelo le presta atención a sus letras, a su poesía. Y Benicio cuenta que, en la escuela, todos saben que su abuelo era músico. “Igual, no tienen el detalle. En nuestra época se escucha música muy comercial, no es nuestro caso”, explica. Y Angelo, que aprendió a tocar la guitarra y se la pasa rapeando con amigos, se pregunta cómo puede haber gente a la que le gusten ciertas cosas.
Son una familia de artistas, músicos, actores. Atípica quizá. Porque llevan casi 20 años de casados. Desde que Nahuel peinaba rastas en Verano del 98 más o menos. ¿Cómo hacen? “Nos sacamos y ponemos capas nuevas. Todos los años son diferentes. Obviamente hay rutina. Y crisis. Pero somos mejores cuando las superamos”, dice Nahuel. Catarina admite que si bien tenía 18 años, la afectó mucho la separación de sus padres. “Fue un golpe. Por suerte pudieron tener una buena relación, compartir. Nos siguieron enseñando a amar”. Los chicos escuchan. Y hablan.
“Lo único que sé es que no quiero terminar en una oficina”, dice Benicio. Angelo va bien con la actuación, aunque exagera la autocrítica. Podría ser biólogo también, sabe mucho de aves exóticas. Catarina sigue siendo DJ, y ahora hace alfarería. Le va bien. “Me volví a enamorar de mi actriz, ojalá surjan otras cosas”, dice. Nahuel piensa en desarrollarse como actor. Desde chico tiene un nombre. “No digo que dejé la tele, la tele me dejó a mí. Son las reglas, pero estoy orgulloso, nunca me desvié”.
Amor, primaveras, música. Y un padre, un abuelo, que los cuida. Como tenemos todos. ¿O no?

Caprichoso playlist familiar (los inolvidables de Luis Alberto)

Una y una. Cada integrante de la familia Mutti Spinetta, elige un tema de Luis Alberto y otro al azar. Comienza Angelo, y dice que Twenty one Pilots le voló la cabeza en el Lolapalooza. “De mi abuelo elijo Iris. Estaba haciendo la película con Angela (Torres) y su personaje se llamaba Iris, a nuestra nueva perra la llamamos Iris, esa canción tiene magia y profundidad”, dice. Benicio es más clásico. Para él, el mejor tema de Luis Alberto es Muchacha ojos de papel. “Le gusta mucho Almendra”, intercede Catarina. Y Benicio, asiente con su gorra puesta. ¿Qué otra cosa? De los Kuryaki, Ey Dios, también nombra grupos de rap y desemboca en Calle 13. Hasta que le recordamos que debía elegir solo uno. Catarina también juega. “De papá Jilguero, del discoPelusón of Milk, el tema iba a estar en Artaud, el lo sacó de la galera para agregarlo a Pelusón of Milk, lo guardó todos esos años”. También elige el disco nuevo de Maxwell, Fingers Crossed. Escúchenlos.
Y Nahuel se queda con Bagatelle, de Los ojos, el disco que Luis sacó en el 99. Y suma cualquier tema de Drake, para hacer honor al rap.

Militancia naturalizada (cómo es el filme de Santiago Giralt)
En ésta, la décima película de Giralt, Angelo es Leopoldo, una mirada joven para esta comunidad de artistas en la que fue criado. Familia de locos. Catarina es Greta, su mamá, que embarazada sufre a su marido (Mike Amigorena) y coquetea con el Chino Darín. Nahuel es José, el padre gay de Angelo, que está por casarse. Moria bebe y divierte , Silvana Acosta y María Marull histeriquean lindo. Pasa de todo en esta familia que milita Giralt.

Los Mutti Spinetta, multiplicados (sus nuevos proyectos)
La primavera familiar sigue en pantallas y teatros. La familia ya actuó junta en Anagramas, película anterior de Giralt. De hecho, Nahuel Mutti participó en cinco filmes del director. ¿Su actor fetiche? El próximo debut de Nahuel será el 8 de septiembre en Hombre viajando en taxi, en el Cultural San Martín. Mientras Angelo, que puede ser biólogo pero por ahora es un actor prolífico, actúa en La burbuja, en el teatro Piccolino, y a fines del año estrena otra película, con Angela Torres. Benicio está en Sangre en la boca, junto a Leo Sbaraglia.

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