Música. Entrevista a Patricia Sosa
A los 60 años, la cantante reivindica el valor de la palabra, habla del paso del tiempo y cuenta por qué le da un corte al trabajo de su fundación.
“Siempre escribí canciones que tuvieran que ver conmigo, o con las fantasías de otro. Pero jamás dije o canté cosas que no me hubiera gustado escuchar.” A los 60 años -sí, 60-, con el flamante discoSeñales recién salido del horno, Patricia Sosa, cantante desde siempre, jurado de realities y artífice de la fundación Pequeños gestos, grandes logros, que abrió una enorme vía de ayuda en el Impenetrable chaqueño, hace foco en el valor de la palabra, y en la responsabilidad de quien la ejerce.
¿Siempre fue así?
No. Pero una vez tocábamos con La Torre en un festival, y un ídolo nuestro dijo ‘Rompan todo’, ante una gigantesca horda de gente que rompió todo. Ahí me di cuenta de lo que es la responsabilidad de quien está ahí arriba.
“No es la vez que lo dijo Billy (Bond); en esa terminé con un tajo en la rodilla, debajo del escenario del Luna”, recuerda.
Hace unos días, un músico me decía que el problema es el que compra el personaje que ve ahí en escena.
De acuerdo. Y por ahí después es San Francisco. Pero yo, desde donde estoy, me considero responsable de la palabra. Y me doy cuenta de lo importante que es, por la actitud de mis fans, que en gran cantidad son adolescentes que me gritan como si fuera Ricky (Martin), y después me piden consejos.
¿Siempre fue igual de valorado el mensaje de tus canciones?
No; En la época de La Torre no era valorado el mensaje. Pero temas como No me vencerán, o Tratando de cambiar el mundo decían cosas importantes. Cuando hice el disco Desde La Torre redescubrí un montón de canciones a las que con otra edad les das otra lectura. Y estaban buenísimas.
03 08 16 EPU Entrevista con la cantante Patricia Sosa. FOTO GERMAN GARCIA ADRASTI buenos aires Patricia Sosa cantante musica notas entrevistas reportajes
Hablaste de la edad. ¿Cuesta mantenerse ubicada, cuando tu trabajo pasa tanto por la exposición?
A mí no me costó nunca. El paso del tiempo está, y a mí no me parece que yo sea igual que hace 30 años. Agradezco mucho que soy lo que soy porque fui lo que fui. Y como mi camino es con cero expectativas, todo es a favor.
¿Cómo se hace?
Es un aprendizaje. Cuando más esperás, más grande va a ser la decepción. Uno tiene que tener ilusiones, no expectativas. Poner la energía en la ilusión que uno está viviendo, y no en lo que va a pasar. Nunca sabés lo que va a pasar.
¿No corres el riesgo de conformarte con poco?
¿Qué es poco? Conozco colegas que dicen ‘A este escenario no subo porque es muy poco para mí’; me da un tristeza enorme. Nuestro don, las cuerdas vocales, es el único instrumento que no inventó el hombre; algo sagrado. Si te ponés eso en la cabeza, nada es poco.
¿Pero da igual cantar en un pub que en el Colón o en el Vaticano?
No. Eso es súper excepcional. Pero nunca tuve esa expectativa.Yo agradezco mucho, medito, y sé que tengo que honrar esos lugares. Y digo ‘gracias’, porque la vida me dio mucho más de lo que esperaba. Yo, lo único que quería tener era una familia. Y hoy, si me pedís que me presente en letras doradas, digo: ‘Soy la madre de Marta’, y el resto.
¿Y la hija de, la esposa de...?
No, no, no. Soy la madre de Marta. Y ya está. Después, creo que soy audio. El resto es vestido.
¿Es difícil sostener abajo lo que uno canta arriba del escenario?
No. Yo no tengo altos y bajos. A la mañana, piso con el pie derecho, y aplasto el ego con el izquierdo. Puedo tener un día de tristeza. Pero a mí la gente me da amor. Nunca encontré alguien que me peleara.
¿Cómo le decís a un chico del Impenetrable que se levante con el pie derecho y que con el izquierdo aplaste su ego?
Meterme ahí me angustiaba mucho. Entonces, me puse más heavy metal que nunca, y entendí que lo único que se puede hacer es compartir algo: regalar alegría, abrazar, estar, escuchar. Hice todo lo que el cuerpo me permitió. Me banqué piquetes, que me incendiaran un camión, que me corrieran con un hacha, que me levantaran shows. Pero este año, después de terminar un anexo en una escuela para 96 familias mocovíes, le doy un corte.
¿Por qué?
Porque la única forma de cambiar esa realidad es con gente de Acción Social viviendo ahí. No lo solucionás haciéndoles una casita y agua. Y no es, como Capitanich dijo cuando murió aquel niño toba, ‘una cuestión cultural’. A ninguno de ellos les gusta morirse. Yo lo escribí muy bien en mi facebook; puede ser que al niño lo haya asistido el curandero, pero se necesitaban otras manos. A ninguno de ellos les gusta morirse. A ninguno de ellos les gusta tener un hijo inválido tirado en el suelo porque no tienen una silla de ruedas. No es cultural, Hay que ser necio para no saber que es una responsabilidad de todos. Hicimos mucho, pero mi salud me dice que llegué hasta acá.
¿Te frustra cerrar la experiencia de este modo?
No, porque deja mucho. Destapé una olla que nadie quería destapar, y hay una gran cantidad de ONG que empezaron a ir.
¿Qué reacción viste del Estado?
Vi la negación de la pobreza. Y la presencia de Acción Social, con pibes idealistas que duraron poco. Entonces, cuando la gente comienza a tomar confianza, se quedan solos de nuevo. Y eso no sirve. Igualmente sé que han puesto avisos, por ejemplo, para conseguir médicos, y todos se anotaban para el Sur, pero ninguno para el Chaco. Es una zona muy brava. Tener que cruzar el río, y que un nene meta la mano en el agua y se la coma un yacaré.
Pero no era Disney.
Y no salió en ningún lado. Y lo vimos. O ver cómo una chica de 12 años daba a luz en el pasillo de una sala que tenía pacientes con tuberculosis, con nosotros tapandola con una sábana; y que ni se supiera quién era el papá. Hay mucho para resolver. Y sobre todo, hay que dar amor.
¿Se refleja eso de algún modo en el disco?
Creo que eso aparece en temas como La verdad y el amor, por ejemplo.
Un tema de carácter optimista, para arriba.
Es que no me gustaría ver la vida para abajo. ¿De qué hablamos? ¿De llorar todos juntos? Sería un absoluto golpe bajo, porque con eso no solucionás nada. En cambio, ver la felicidad inmensa que les da el ofrecerte lo que no tenían, de quedarse de pie y ofrecerte su silla. La única silla. Y se quedaban de pie porque los fuiste a visitar. Es eso; el amor. Ir y dar afecto, mirar lo que hacen, comprarles algo, entretenete tejiendo en el telar, haciendo algo juntos. Pasa por ahí el asunto. Pero el Chaco no me da inspiración. Me duele mucho. Una señora el otro día me dice: 'Murió mi sobrina, de 16 años. ¿De qué? Se torció un tobillo, se le hinchó la pierna y no podía caminar para ir a la escuela. El padre llamó a un señor que saca los demonios y le pegaron hasta que saliera el demonio de encima.' Esa es la realidad. Yo la escuché, pero, ¿quién investiga?
Antes dijiste que nunca encontraste quien te peleara. Pero en los ‘80 el rock no te trataba demasiado bien.
Es que nunca me sumé al delirio de los ‘80. Nunca fui delirante. Lo veía como gente que se estaba matando. Y tenemos varios muertos. Lo veía así. Nada necesitaba. La vida es caminar feliz sin expectativas. Pero tuve que salir rápido a comprarme una personalidad porque, o eras dura o te tocaban el culo. Entonces, era brava; me hacía sufrir, pero era un lugar que me había ganado.
¿Hoy sigue pasando lo mismo?
Sigue siendo machista, pero la mujer está en otra posición. Cuando dejé La Torre y recorría las discográficas con mi material, me decían‘Mujeres ya tenemos’. Ahá, ¿y perro? Después, te pedían una foto; y me quedo corta con los pedidos. Ahora estamos en otra posición. Una tiene que valorarse; como dice el tema Ni una menos: ‘Fuerte soy yo’. Si discriminás, es tu problema. Pero eso te lo digo desde mi edad; cuando tenía 20 me ponía la pollera más corta que tenía, a ver si con eso lograba que me dieran bola. Era difícil meterse. Hubo que bancársela. Y una vez que fui madre, necesitaba otra cosa. La maternidad te cambia mucho. No importa más nada. Empezaba a escribir canciones que la banda no iba a poder sostener. Y el público tampoco. Si me hubiera quedado haciendo lo que hacía por la seguridad económica, me habría convertido en una vieja decrépita queriendo parecerme a la rockera de los ‘80. Y uno crece.
03 08 16 EPU Entrevista con la cantante Patricia Sosa. FOTO GERMAN GARCIA ADRASTI buenos aires Patricia Sosa cantante musica notas entrevistas reportajes
La mayoría no opina eso de Mick Jagger.
Porque es hombre, y las arrugas y las canas le quedan bárbaras.
A la mujer también.
Callate. Si lo primero que escuchás es: ‘Está toda arrugada. Mirá que fláccida está’. ¿Y qué querés; que a los 60 años tenga el culo parado? No se puede. Y además, quedarse en lo que uno fue para no ser lo que uno es, es triste. Muy triste.
El futuro los encontrará unidos, y bajo el mismo techo
“Al final, vamos a volver a vivir juntos”
“Cuando vas envejeciendo extrañás mirar una película apoyada sobre el hombro del otro, preparar una rica comidita. Pero falta para eso”, dicePatricia, que abre la puerta a un futuro -como el presente- compartido con Oscar, pero bajo un mismo techo, y ya no en casas separadas. Y completa: “Sabemos que con el paso del tiempo, al final, vamos a vivir juntos.” Casi 45 años después de aquel día en el que golpeó la puerta de la casa, en Valentín Alsina, del guitarrista que buscaba una voz femenina para los coros de su banda, y después de pasar por casamiento, divorcio, reconciliación y una vida en común, la cantante confirma eso que se dice de que “nada es para siempre”. Y no duda en hacerlo público.
03-07-2013 epu bakcstage del programa Soñando por Cantar de Ideas del Sur en el hotel City Center de Rosario. Conducido por Mariano Iudica con el jurado Valeria Lynch, Patricia Sosa, Alejandro Lerner y Oscar Media Villa y la banda invitada Vilma Palma y Vampiros. FOTOS MARTIN BONETTO © buenos aires patricia sosa oscar mediavilla media villa bakcstage del programa Soñando por Cantar de Ideas del Sur television programa backstage
Y no le faltan argumentos: “Para todo hay diferentes épocas. La de formar una familia, primero; la de hacer cada uno la suya después, y más adelante, cuando tus hijos ya son grandes, te vas imaginando un futuro, que para nosotros, sabemos que va a ser juntos.”
El show en el Gran Rex
Un viaje por una extensa trayectoria
Por Diego Jemio
“Hay lluvia de fe. Lluvia de luz. El regalo está en lo que no se dice”, comenzó recitando Patricia Sosa. La cantante presentó su nuevo disco, Señales, sábado y domingo ante un teatro repleto, y recorrió buena parte de sus más de 40 años de carrera. A lo largo de casi dos horas y media, fue desde los clásicos rockeros a las baladas que la hicieron popular en los ‘90, apoyada por una sólida banda con muchos años de rodaje, y la colaboración en coros de la voz exquisita de Rubén Goldín.
Recital de Patricia Sosa. Foto prensa
Con el agua al cuello, Música y A tu lado voy fueron las tres primeras canciones, todas del nuevo disco, durante una primera mitad que estuvo más dedicada a las novedades, más algún viejo hit como Era un corazón herido. “Estar acá es para nosotros un acontecimiento especial. Estamos unidos por un hilo invisible”, dijo en un momento de la noche, en la que también pasaron imágenes de sus viajes a la India y habló de la necesidad de perdonar.
Luego, en un formato acústico, interpretó Del otro lado de la mar,Las palabras duelen más y Rosa de los vientos. Un pasaje del show que tuvo su momento más emotivo con Tu mano junto a la mía, que interpretó a dúo con Goldín (alguna vez, Luis Alberto Spinetta dijo que lo emocionaba la voz del rosarino de la mítica trova).
Con un gran manejo del escenario, Sosa fue blusera en Salgamos a bailar esta noche, rockera en Sólo quiero rock and roll y sensual hasta la médula -la marca registrada de su voz gravísima y melena savage- en hits como Endúlzame los oídos.
También hubo tiempo para un video con varias filmaciones caseras de fans cantando Eterno amor, el tema que acompaña a la novela homónima de Telefe. “Este amor nos ha unido para siempre. Crece sobre su raíz y se hace fuerte. Este amor nos ha nacido para no morir jamás. Eterno amor, dice el estribillo que todo el Gran Rex entonó a grito pelado.
Canto, El mar más grande que hay y Aprender a volar fueron los bises de la noche de sábado, que tuvo como invitados al pianista y compositor Daniel Vilá y al grupo vocal pop Amanecer. “Nunca tengamos miedo de pedir perdón y de perdonar. Hay que correr el riesgo de vivir. Hagamos una patria grande juntos. Que Dios los bendiga”, predicó Sosa al final del show.