Egberto Gismonti, un artista de dos mundos

Egberto Gismonti, un artista de dos mundos

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Música.
“Mi música es erudita-popular”, dice el reconocido pianista y guitarrista brasileño, de estilo inconfundible, que el sábado se presenta gratis en el CCK.
Egberto le saca brillo a la guitarra.
Egberto le saca brillo a la guitarra.
Un artista único y de estilo inconfundible, Egberto Gismonti es un compositor de una creatividad inmensa; virtuoso tanto en el piano como en la guitarra, sostuvo durante la charla telefónica con Clarín que “cuanto más cerca estoy de mi tradición, más moderna es mi música”.
A pocos días del show gratuito que dará el sábado en el CCK (ver Con entrada...), habló desde su departamento en el centro de Río de Janeiro, ciudad en la que estrenó recientemente una sala de ensayo donde tiene sus dos pianos de concierto. “Uno procura singularidad, es decir, originalidad, y la única manera de ser moderno es apoyarse en la solidez de la tradición; hay que ir hacia atrás porque es desde nuestra cultura que podemos desarrollar una obra musical permanente”, explicó elartista que se presentará en Buenos Aires el sábado.
Sobre su música expresó que fue yendo hacia atrás como forma de investigar las raíces culturales de la música brasileña y llegó al siglo XIX. “Estoy leyendo la obra de Carlos Gomes (1836-1896), un compositor excepcional, que presentó su ópera Il Guarany en La Scala de Milán, un trabajo que reunía elementos de la música europea con la brasileña. Eso sucedió en 1870, es decir, la reunión entre la música de concierto y la popular es parte de un proceso histórico, no es de hoy. Mi música es erudita-popular y necesitó de ambos mundos para ser compuesta. Esta es una manera de pensar la música que a un compositor inquieto lo estimula”, dijo el músico.
El artista también se luce con el piano.
El artista también se luce con el piano.
Gismonti, nacido en Carmo, Río de Janeiro, en diciembre de 1947, es un pianista y guitarrista de técnica sobrehumana y que en la guitarra, además, introdujo notables innovaciones para las que necesitó expandir el instrumento a modelos de 8, 10, 12 y 14 cuerdas. Sobre su presentación en Buenos Aires contó que hace unos doce años que no elije el repertorio ni prepara nada especialmente para este tipo de conciertos. “Con 60 discos, 30 bandas de sonido para películas, 28 músicas para ballet y otras tantas composiciones orquestales me volví un irresponsable que no arma lista de temas (cuando toco solo, por supuesto) y eso provoca que esté muy conectado conmigo y con lo que sucede en el escenario. Tengo cuarenta o cincuenta músicas en mente; aunque sí tengo un patrón de actuación ya que comienzo con la guitarra porque tiene menos sonido que el piano, y me gusta desarrollar un contexto de menor a mayor”, agregó este artista que surgió en 1969, que en 1976 grabó el maravilloso Dancas das Cabecas, con el percusionista Nana Vasconcelos y comenzó una fructífera carrera discográfica en el sello ECM, con trabajos como Solo (1979), Mágico (1979) en trío con el saxofonista Jan Garbarek y el contrabajista Charlie Haden; Alma (1986), Amazonia (1990), Meeting Point (1997) y la segunda parte Mágico, Carta de amor (2012, aunque grabado en 1981). Todos estos trabajos representan de alguna manera un tesoro musical que hablan de la capacidad de la tradición para mestizarse.
Viene de hacer una presentación en Europa con la cantante portuguesa Maria Joao, al tiempo que anuncia que no habrá invitados para su concierto. “No hubo tiempo para preparar un concierto con otros artistas”, comentó. Durante la charla surge el nombre de la cantante Silvia Iriondo, a la que conoce desde hace más de diez años y que con la que aún no ha podido trabajar: “Es una artista muy interesante; grabó para ECM Carmo un hermoso disco (Tierra que anda, 2005) y espero que en algún momento podamos hacer algo juntos. ¿Qué fue lo que me llamó la atención de ella? Que es una cantante moderna para hacer música latinoamericana, sus arreglos son muy interesantes”.
El músico, discípulo de Nadia Boulanger, desarrolló un enfoque como compositor en el que su obra, de una alta técnica instrumental desarrollada a partir de la música de concierto europea, se reúne de manera orgánica con la música popular brasileña. “Podría decir que es el resultado de mi familia; un padre nacido en Beirut, Líbano, y una madre en Cattania, Italia. Mi padre quería que tocase el piano y decía ‘que toque un instrumento aristocrático’, y mi madre me proponía la guitarra, un instrumento popular, y es así que mi música es un resumen de mi casa. Lo que no sabía a los seis años es que era bastante incompatible el estudio de ambos instrumentos y de manera simultánea. Se los piensa distinto; por eso también creo que cuando toco la guitarra tengo una forma pianística de expresarme y cuando lo hago en el piano, mi búsqueda es más guitarrística. Igual sigue siendo un desafío pasar de la silla a la banqueta del piano”.
En cuanto a su visita a la Argentina, el viernes a las 21 se presentará en el Teatro Libertador, de Córdoba; el sábado en el CCK, y el domingo a las 20 en el Auditorio Bustelo, Mendoza.
Para él, la técnica surge de la música de concierto, pero el encanto está en el folklore, en la música de dominio público, como le gusta denominarla. “Pertenece a todos, ya está aprobada y es respetada sin rivalidades; pero el folklore no es para copiarlo sino para que logre inspirarnos”.

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